Un árbol que florece con 40 diferentes frutas

Durante la mayor parte del año, los árboles de 40 frutas, de los cuales hay actualmente 16 en el mundo, se ven como cualquier otro árbol. Pero en la primavera, decenas de tonalidades de rosas, rojos y blancos comienzan a aparecer, y para el final del verano, cada uno ha producido una cosecha de más de 40 tipos diferentes de frutas.

Los árboles son obra del galardonado artista contemporáneo y profesor de arte de la Universidad de Syracuse Sam Van Aken, quien dijo a epicurius.com. "En primer lugar, veo el árbol como una obra de arte." Pero eso no significa que sus obras maestras vivientes no son un fascinante estudio en la agricultura y la historia culinaria.

"A medida que el proyecto evolucionó, tomó más goles", dijo Van Aken. "Al tratar de encontrar diferentes variedades de fruta de hueso para crear el árbol de 40 frutas, me di cuenta de que, por diversas razones, entre ellas la industrialización y la creación de enormes monocultivos, estamos perdiendo la diversidad en la producción de alimentos y que la herencia, antigüedad, y las variedades nativas que eran menos viables comercialmente fueron desapareciendo ".

Aunque cada árbol termina con alrededor de 40 especies de frutales de hueso, incluyendo duraznos, ciruelas, albaricoques, nectarinas, cerezas y almendras -que Van Aken eligió para el proyecto debido a su gran diversidad y la inter-compatibilidad trabaja con más de 250 variedades , trazando las líneas de tiempo de cada uno y la selección de especies para crear obras de arte de las diferentes flores.

El injerto en conjunto de todas estas especies lleva unos cinco años, y Van Aken visita cada uno de sus 16 árboles dos veces al año para la poda, estos se pueden encontrar en museos, centros comunitarios, y colecciones de arte privadas de todo el país, incluidos Newton, Massachusetts; Pound Ridge, Nueva York; Short Hills, Nueva Jersey; Bentonville, Arkansas; y San José, California. Y usted seguro se está preguntando, sí, todas las frutas son completamente comestibles (y presumiblemente deliciosas), por lo menos ahora que Van Aken ha resuelto el problema de los ciervos hambrientos destruyendo la cosecha.

MF